La japonesa chilla, pero se deja manosear obedientemente. Estos ruidos sólo animan al tipo a meterle la polla en la boca y obligarla a chuparla. Gimiendo y chupando, ella lo excita aún más. Me encantaría meterle un pimiento en el culo. Ese es el tipo de gato que deberías dejar que tus amigos asen también.
¡Ya está bien del albergue! Las chicas lo metieron de lleno en el trío. Quería masturbarse en silencio, pero con compañeras de piso así, no pasaría desapercibido. A juzgar por la expresión de su cara, le gustó el trío. ¡Y las rubias se masturban tanto como él!